COMUNICADO DE PRENSA

Rancagua, 27 agosto 2022.- Panelistas coincidieron en que para lograr mejores pensiones se requiere “un cambio cultural donde aún queda harto camino por recorrer”. Esto en el marco del programa “Aportando a la Construcción de un Nuevo Sistema Previsional para Chile”, iniciativa financiada por el Fondo para la Educación Previsional (FEP), administrado por la Subsecretaría de Previsión Social del Gobierno de Chile, y ejecutado por Consultorías y Desarrollos Cical Ltda.

El seminario, al que concurrieron de manera telemática trabajadoras, trabajadores, dirigentes y dirigentas sindicales de la región, partió con la intervención de Gabriel Mendoza, ingeniero comercial experto en sistemas de pensiones y compañías de seguros, que expuso sobre derechos humanos y seguridad social, poniendo énfasis en el reconocimiento internacional de los derechos de la ciudadanía en esta materia.

“La seguridad social en Chile y el mundo se basa en otorgar a las personas derechos sobre carencias que se van desarrollando a través de la vida laboral. La responsabilidad del Estado es fundamental para comprometer auxilios en caso de cesantía, cobertura en salud, licencias médicas, protección ante enfermedades laborales, y, por último, la previsión social cuando culmina la vida laboral”.

Consultado sobre la situación de los trabajadores informales que no cotizan en ninguna AFP, Mendoza indicó que es una tarea ardua “donde el Estado debe promover incentivos para llegar a formalizar los ingresos de esos trabajadores”, poniendo como ejemplo los emprendimientos informales surgidos tras la pandemia, como venta de comida desde la casa u otros productos y servicios, que no cuentan con iniciación de actividades, pero que además son muy difíciles de fiscalizar.

Sobre las brechas entre géneros, resaltó que las mujeres cotizan menos que los hombres, tanto por la inconstancia en sus cotizaciones mensuales, la menor masa laboral femenina que participa del trabajo asalariado y por la diferencia de ingresos, dado que a igual trabajo las mujeres reciben, en promedio, menores ingresos que los hombres.

En un segundo bloque, Marcelo Rivera, contador auditor con experticia en AFPs, expuso sobre las garantías del actual sistema de pensiones con énfasis en la Ley 20.255 que establece un sistema de pensiones solidarias.

“El sistema previsional chileno está basado en los aportes del trabajador, un sistema de capitalización individual, donde las coberturas se financian básicamente por los aportes de las personas”, por esa razón, señaló el experto, es relevante “la densidad de dinero que la persona logró acumular en su vida laboral”.

Al hablar de bajas pensiones, “se debe considerar que dentro del universo de trabajadores (11,8 millones de personas), no todos aportan durante toda su vida y ese es un tema que incide negativamente”.

Respecto al papel que puede jugar el Estado para mejorar las pensiones, Rivera señaló que puede lograrse, pero esto implica mayores impuestos, una mayor recaudación fiscal. “El Estado va a requerir de una caja mayor para poder financiar mayores pensiones. En resumen, hay un sacrificio que debe realizar la persona y también como país vamos a tener que administrar mejor los recursos para destinarlos a mejores pensiones”.

Finalmente, ambos expositores coincidieron que estos elementos, además de la discusión sobre el aporte de los empleadores en una futura reforma, son aspectos que no se resolverán en el corto plazo, dado que como país necesitaremos “un cambio cultural donde aún queda harto camino por recorrer”.

Este seminario previsional corresponde a una primera instancia que se completará el 23 de septiembre próximo con un encuentro de diálogo ciudadano presencial, donde cada asistente podrá exponer, discutir y analizar el actual sistema de pensiones y sus posibles modificaciones o reformas, con el fin de consensuar propuestas para un nuevo sistema previsional legítimo y eficiente.

Ambos eventos ponen énfasis en el enfoque de género, priorizando que el 70% de los asistentes sean mujeres cotizantes del sistema de pensiones, dependientes o independientes, trabajadoras y dirigentas sindicales, de 20 a 65 años. El 30% restantes corresponde a hombres de 36 a 65 años que también coticen para su pensión.

“Esperamos que este proyecto sea un aporte a la formación ciudadana de las personas que participen, como para las organizaciones y comunidades en que se desarrollan. Asimismo, que sea un espacio de reflexión crítica, en relación a como estos sistemas inciden en la trayectoria laboral y el bienestar de hombres y mujeres, para desde allí generar propuestas en torno a la construcción de un nuevo sistema previsional para Chile”, concluyeron los organizadores.